Aquel destello me despertó, froté mis ojos y los abrí suavemente, por si acaso esa luz volvía a
aparecer.
Estaba tumbado en mi cama, no sabía que podría ser esa luz,
era de noche, la persiana estaba cerrada,un relámpago no se vería, además, se escucharía el trueno segundos después…
Me levanté y miré el reloj, las 4:53, maldita sea, qué mala
hora para desvelarse, mi madre estaría durmiendo así que procuré no hacer
ningún ruido, fui andando sigilosamente hacia el comedor, la persiana estaba
abierta y me asomé, no había un alma en la calle, solo se oía el suave murmullo
del viento acompañado de algún pájaro nocturno o madrugador. Las farolas
estaban encendidas, jugando a dibujar las sombras
de los coches que permanecían aparcados.
Me volví a despertar de golpe, había escuchado la puerta, me
levanté y fui a ver. Era mi madre.
- Hola mamá, ¿de donde vienes?
- …
- ¿Mamá?
- Marcos… ¿Por qué has tenido que irte?
- ¿Qué dices, mamá? Estoy aquí.
- Tan joven - Mi madre sollozaba.
- Hola mamá, ¿de donde vienes?
- …
- ¿Mamá?
- Marcos… ¿Por qué has tenido que irte?
- ¿Qué dices, mamá? Estoy aquí.
- Tan joven - Mi madre sollozaba.
Se sentó en el sofá y en ese momento me di cuenta de que
estaba abrazada a algo pero no identificaba qué era y estaba llorando en silencio, pero ¿por qué lloraba?
- Mamá, ¿Por qué lloras? Mírame, no pasa nada.
- Ese maldito coche
- ¿Qué dices ahora de un coche? ¿A ti también te despertó el destello? ¿Era un coche?
- Siento no haber podido protegerte, Marcos. Ahora estarás con tu padre.
Y entonces me di cuenta, ese destello fue el coche de aquel borracho que me arrolló, pensaba que había sido un sueño, pero no. En esa urna... en esa urna estaba yo.
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