lunes, 26 de agosto de 2019

Realidades imperfectas

Hay personas que llegan a tu vida para cambiarla, nunca se sabe si a mejor o a peor, pero esas personas siempre son importantes y desde el primer hola ya te tienen atrapada en su mundo, para no soltarte y estás perdida para siempre. Algunas de esas personas se convierten en amigos, y de otras... te enamoras.

En ese momento tu imaginación se dispara, empiezas a soñar con los ojos abiertos, con escenas que a lo mejor nunca llegan a cumplirse, pero la sonrisa que te crea, la falsa felicidad de un momento perfecto que no existe te sirve para evadirte de la vida real, de la vida que te ha tocado vivir sin él, de lo duro que es depertarte y que no esté contigo, de que ni siquiera lo sepa porque no te atreves a decírselo por si le pierdes, porque el temor a perder su amistad es más fuerte que cualquier otra cosa y te conformas, te conformas con sentirle desde lejos, con pensar maravillada cuan fantástico sería pasear de su mano, lentamente bajo la lluvia o bajo ese sol abrasador que odias pero que con él te parece perfecto, como cualquier cosa si él está cerca, contigo.

viernes, 23 de agosto de 2019

Reflexionando entre letras

Escribir es una de las cosas que más difíciles me resultan. No el hecho de escribir palabras en sí, más bien el hecho de unir esas palabras creando historias, historias que tengan sentido, historias que enganchen, que enamoren, que te hagan sentir.

Por eso aquel día que me vino la inspiración no lo dudé y cogí el bolígrafo y la libreta y empecé a escribir, ¿quién sabe si tendría sentido lo que allí se creara? La inspiración es muy traicionera y de la misma forma que llega sin avisar también se va, y si dudas un solo momento se aleja de ti y a saber cuando regresa.

lunes, 19 de agosto de 2019

El destello

Aquel destello me despertó, froté mis ojos y los abrí suavemente, por si acaso esa luz volvía a aparecer.

Estaba tumbado en mi cama, no sabía que podría ser esa luz, era de noche, la persiana estaba cerrada,un relámpago no se vería, además, se escucharía el trueno segundos después…

Me levanté y miré el reloj, las 4:53, maldita sea, qué mala hora para desvelarse, mi madre estaría durmiendo así que procuré no hacer ningún ruido, fui andando sigilosamente hacia el comedor, la persiana estaba abierta y me asomé, no había un alma en la calle, solo se oía el suave murmullo del viento acompañado de algún pájaro nocturno o madrugador. Las farolas estaban encendidas, jugando a dibujar las sombras de los coches que permanecían aparcados.

domingo, 18 de agosto de 2019

Era una noche oscura y solitaria, no pasaba nadie por la calle, me encontraba delante de mi portal con las llaves en la mano, mi abuela siempre me dijo que es mejor llevarlas en la mano y no esperar a buscarlas estando sola, de noche, delante del portal, y siempre le hice caso.

Abrí el portal y me aseguré de cerrar bien, me di la vuelta y le vi. Estaba sentado en la escalera, en la oscuridad, esperándome. Me sonrió, sus ojos me dieron miedo, esa mirada era realmente aterradora en la oscuridad. Me quedé helada, no podía moverme.